Mmmm, como explicaba yo hace no mucho en una lista, no son tan simplones, hay una trama sencilla aparente, y digo aparente porque no es tan sencilla como aparece, el aparente culpable no lo es (aunque de eso abusa un poco), los enemigos no lo son en realidad y algunos amigos son hienas con un alma oculta, y algunas hienas tienen extraños motivos para situarse en el lado de los buenos (Snape) Las pistas que nos da en cada libro son claras aunque, como el protagonista, no las vemos a tiempo (¿Quién se acordaba que Nicolas Flamell aparecía en el cromo de Dumbledore? ¿Quién interpretó correctamente lo sucedido en los mundiales de quidditch?). En realidad son libros bastante enrevesados para ser libros 'infantiles', aunque la extraordinaris sencillez con que están escritos hace que eso nos pase desapercibido.
Y por si fuese está esa supertrama que intuimos fraguar en cada libro, vemos como las piezas se van situando poco a poco (el ministerio de magia, los gigantes, los elfos domésticos, Siruis, Dumbledore, el entorno de Harry...) para la guerra final entre el bien y el mal (simplón, pero habitual en los libros de fantasía como el propio Señor de los Anillos), esa 'supertrama' que llevará siete libros (y cuatro o cinco mil páginas) no es muy normal en los libros simplones para niños.
Del mismo modo los personajes van evolucionando a medida que crecen (no como "los cinco" atrapados durante años en su preadolescencia asexuada), Harry crece y se enamora y sufre al ver la muerte de cerca (Diggory), Ron crece y se hace consciente de su pobreza que sobrelleva mas bien que mal entre el ánimo y la vergüenza, Hermione crece y aprende a romper normas, a sentir rabia, a pelearse con sus amigos...
En cada libro vemos también críticas mordaces a la sociedad actual: los adivinadores, los periodistas del corazón, los escritores autopublicitados, los conservadores británicos, los políticos mediocres que piensan en su carrera por encima de todo (Cornelius Fudge) la constante crítica al racismo y a cualquier otro tipo de marginación social (la pobreza de los Wesley). Nada de eso veíamos en los libros de Enyd Blyton, solo constantes llamadas a ser chicos buenos y representantes del niño idealizado de los 50.
Y todo lo que he dicho concentrado en cuatro libros publicados, puede que sean libros infantiles, pero no creo que sea aplicable ni el calificativo de simples ni de simplones.
He dicho.
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