VELOCIDAD DE ESCAPE

2010-01-21

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PRIMERAS IMPRESIONES DEL KINDLE DX

Acojonante el servicio de UPS. De EEUU a mi puerta en 3 dias.

El cacharro da buenas sensaciones en las manos, no pasa como con aquellos artilugios que son de un plastiquillo malo que cruje cada vez que lo agarras o cambias de posición. El Kindle DX, por el contrario, da sensación de firmeza y de ser un artilugio bien construido. Especialmente remarcable la parte trasera en aluminio pulido, que ni se ralla ni coge huellas, todo lo contrario del iPod. El tamaño y el peso, más que adecuados para ser fácilmente transportado en la bolsa.

Lo que merece mención aparte es el software. Si algunos no podían comprender porqué un reproductor tan limitado como el iPod, con su extraña manera de gestionar los archivos musicales y su dependencia del asqueroso iTunes, había alcanzado tanta difusión, la respuesta es clara: el software.

El software bien diseñado, bonito, intuitivo y fácil de usar convierte al iPod de un reproductor más bien normalito tirando a malo, en una maravilla de uso. En el caso del Kindle podemos decir lo mismo. Amazon ha comprendido que dada la avalancha de lectores de eBooks que era previsible con el avance y abaratamiento de la tecnología, lo mejor era ofrecer una experiencia de uso sobresaliente y bastante por encima de lo que se suele ver en este tipo de cacharros. Si a eso le acompañamos de una librería virtual donde se pueden adquirir miles de títulos, tienen un más que potencial ganador de esta guerra de dispositivos.

Así que tengo que dar un sonoro aplauso al diseño del software que acompaña al Kindle DX, que lo convierte, como muchos dicen, en el iPod de los eReaders por su sencillez y adecuación a la tarea encomendada. Los menus son útiles, y actos aparentemente complejos como la toma de notas se convierten en muy sencillos a poco que lo pongas en práctica en unas cuantas ocasiones. Dentro de este apartado es sobresaliente la idea de dotar de un acelerómetro al dispositivo, con lo que la rotación de la página es inmediata si necesidad de acceder a opciones de menú, con la comodidad que eso supone para una de las acciones más usuales cuando un usuario lee un eBook. Chapó por Amazon.

Solo un par de fotos de no muy buena calidad con el movil para acompañar las primeras impresiones.





Esta es la pantalla que viene por defecto. Con unas instrucciones iniciales.



Zona posterior.



Proceso de inicio por primera vez.



Rotacion horizontal del texto.



Parte superior, con el boton de encendido y la toma de auriculares.



Parte inferior, con los altavoces y el conector mini-usb



Entra en modo suspensión si lo dejas sin usar, y va rotando por diferentes fotos.




El tema de los libros electrónicos es otra historia y da para escribir incluso una tesis universitaria, por si no se había escrito ya sobre el impacto de la red en la distribución de contenidos a partir de la experiendia de la industria musical.

Baste decir que ya tengo la memoria del Kindle DX cargada muchos libros, de los cuales unos 10 son aproximadamente los que tenia en mente leer desde hace un tiempo, la famosa "The Pila", que en este caso debería pasar por un cambio de denominación al no ser ya libros apilados unos a otros sino ceros y unos en una memoria finita. El resto, son libros que en principio no tenia previsto leer,(modo ironico ON) pero que por casualidad aparecen en mi disco duro cuando uno busca pornografía, que ya sabemos que es para lo unico que vale internet (modo ironico OFF). Libros clásicos, y otros no tan clásicos, más recientes y de autores que me han gustado siempre, o simplemente de autores que me llaman la atencion pero que no habia tenido el gusto de seguir (como aquella famosa frase Sofía Mazagatos sobre Vargas Llosa).

Pensarán ustedes, y más si son miembros de la industria editorial de este país, que están leyendo a un delincuente, un pirata, un peligro para su futuro sustento y el de sus hijos, confesar sus crímenes de manera pública y notoria. Pues bien, tengo que decirles una cosa, y espero que se grabe a fuego en sus mentes.

En el último mes, he adquirido o me han regalado, aún sabiendo que el Kindle estaría pronto en mis manos, los siguientes libros:

Greg Egan - Diáspora
Javier Sádaba - La vida buena
Eugenio Lecaldano - Una ética sin dios
Bart D. Ehrman - Cristianismos Perdidos: los credos proscritos del nuevo testamento
Richard Dawkins - Evolución: El mayor espectáculo sobre la tierra
Joseph Heath - Lucro Sucio
Jean Didier Vincent - Viaje Extraordinario al centro del cerebro
R.L. Stevenson - Cuentos Completos
Tom Lowenstein - Haikus Clásicos
Thomas Cathcart y Daniel Klein - Platón y un ornitorrinco entran en un bar
Fernando Savater - La Aventura de Pensar
Jerry A. Coyne - Porqué la teoría de la evolución es verdadera
Andrzej Sapkowski - La dama del lago
Jan Potocki - Manuscrito encontrado en Zaragoza (version de 1810)
Alex Ross - El ruido eterno
Margaret MacMillan - París, 1919
Jeff Rubin - Porqué el mundo está a punto de hacerse mucho más pequeño
León Lasa - Por el oeste de Irlanda
Edward Rutherfurd - Príncipes de Irlanda
Edward Rutherfurd - Rebeldes de Irlanda
Michel Onfray - los Ultras de las luces

Básicamente por una buena razón: me gustan los libros. Me gustan tanto que incluso pago por ellos. Y en lo que se refiere a los anteriormente listados, no encontré forma humana de comprarlos en formato electrónico, lo que hubiera supuesto un alivio, no solo para mi atribulado bolsillo, sino también para mis escasos metros cuadrados disponibles.

Alguno dirá, sobre todo si trabaja en la industria editorial, que esos libros, de haber estado disponibles en la red, no los hubiera comprado. Se equivoca de medio a medio. No los hubiera comprado si insisten ustedes en seguir poniendo un precio abusivo a algo que no tiene coste de produccion ni de transporte. Cobrar 4 ó 5 euros menos que la versión en papel no es un precio que esté dispuesto aceptar nadie con dos dedos de frente. Y al igual que ocurre con los músicos que realmente me gustan, compro sus discos aun cuando los puedo descargar o escuchar en spotify, porque si, porque me gustan y creo que debo retribuir el placer que me aportan.

Otro caso muy distinto es el delicioso librito de Hobswahn y Granger titulado "La Invención de la tradición", que no solo ha sido imposible encontrar en la web de la editorial, sino que ni siquiera en webs de segunda mano es encontrable. Ese ha caido en mis manos en formato electrónico gracias a Scribd. ¿De qué forma puede un lector acceder a las obras que por razones de mercado o de simple politica editorial desaparecen pasado un tiempo pese a ser obras de reconocida valía?

Les aseguro que como sigan sin ofrecer acceso al catálogo de manera sencilla, una vez la gente se acostumbre a no pagar por lo que leen, no habrá remedio. Y les aseguro que los nuevos lectores no son tan fetichistas con el libro como yo.

Aunque pensandolo bien, por lo que conozco de las nuevas generaciones, no se acercan a un libro ni por recomendación del médico.

Una frase de Vicente Verdú, que en su "Melancolía del Fin", lo expresa mejor que yo: "Hace llorar que todos nosotros, ilustrados en la divinidad del libro y sus correspondientes arcángeles, nos obstinemos en que todo el futuro deba parecerse, en cuerpo y alma, a nuestra aún amada descomposición."

Como ven, al final saldrán perdiendo, de cualquier modo.

******ACTUALIZACIÓN*******

Sorprendentemente la reproduccion de mp3 con los altavoces es bastante decente. La lectura es agradable y con suficiente contraste. Añado algunas imagenes mas con algunos PDF en los comentarios.

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