VELOCIDAD DE ESCAPE

2008-06-16

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DEPRESIÓN PRE-VACACIONAL

Relativamente escasos de ideas en las fechas que son, nuestros cerebros se enfrían al compás del aire acondicionado.

No es que haga mucho calor, pero azares de la localización espacial, el departamento ocupa la zona del edificio en la que se acumula toda la temperatura por mor de la escasa circulación del aire. Del mismo modo que hay un sumidero de basura en medio del atlántico donde confluyen y se rozan varias corrientes oceánicas, acumulando vertidos, bolsas de plástico y botellas con un mensaje que nunca leerá nadie, así hay una corriente empresarial que circundando el mundo entero, acumula lo que ellos consideran detritus, basura, en los márgenes de su soleado emporio, acumulando computadoras obsoletas, ratones rotos, y técnicos.

De modo que ya todos suspiran por sus vacaciones, sustantivo al que nunca me atrevo anteceder mediante el adjetivo de "bien-merecidas" con el que todo el mundo usa este concepto, como si fueran una palabra sola, todas juntas; y pensando en ese momento, en si tendremos presupuesto o no, para hacer algo que nos saque de nuestra rutina diaria, dedicando tiempo a la nada, dejando la mente vagar, el flujo de la conciencia por fin libre, dando en pensar de nuevo lo mismo en que pensamos el verano pasado, para desear de nuevo que cambien las cosas, comprendiendo que el cambio comienza en uno mismo, o peor, comprendiendo que el problema reside en que uno mismo no quiere cambiar, sino que lo que desea fervorosamente es que cambien los demás; para terminar de nuevo recordando, con la añoranza teñida con el sepia de los años, el periodo que pasamos en el extranjero, en un país en el que se nos valoraba por nuestra capacidad, y no por tener o no tener un MBA.

Piensas que en aquellos momentos fuiste feliz. Feliz al menos de modo prolongado y relativamente estable, no chispazos cada vez más tenues de felicidad aislados en el calendario como ahora. Nunca sabes si es la memoria que te juega malas pasadas, pero perfectamente puedes recordar la diferente energía que recorría todos tus miembros, de los pies a la cabeza, con esa nunca repetida sensación de libertad absoluta, de voluntad absoluta. Entonces eras capaz de escuchar una canción y llorar, conmovido hasta lo más hondo, ahora escuchas esa misma canción y sólo puedes ver llorar a los demás, sin comprender realmente porqué.

Ahora, cuando la abulia y la anomia han hecho mella en ti, e imaginas las vacaciones como esa arcadia soñada donde tu cuerpo y tu espíritu encontrarán de nuevo esa fuente de energía perdida, ese rayo se luz en la oscuridad, te das cuenta de que serán otras vacaciones más, un paréntesis en lo cotidiano hastiado de la ubicuidad de los incapaces, de la mala fe de los inútiles, de la inquina de los ociosos y la cortedad de miras del resto.

De modo que enciendes el aire acondicionado, y dejas que la temperatura baje, del mismo modo que bajan tus pretensiones de vivir en un país donde se valore realmente al que quiere hacer algo que no sea levantar levitas; olvidas la idea de que es posible trabajar sin formar camarillas de lobos vegetarianos, nidos de blancas y viscosas serpientes, manadas de inútiles que se reúnen al calor del miedo, rumiando sus bajezas, acechando en las esquinas para zancadillear al que va solo, sin afiliación conocida, y sin más miedo que a si mismo.

Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 4 Comentarios | Enlace