VELOCIDAD DE ESCAPE

2008-06-09

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OFUSCADOS POR EL DISEÑO

Con todo el doble sentido, si se me permite la expresión. Ofuscación la que lleva a afirmar a los maqueros, con su absoluta ceguera para todo aquello que no lleve el sello de la manzana, que todo lo que no entra dentro de la órbita de Apple, está mal diseñado por principio y además, es feo, y de manera jocosa, como leí recientemente en un foro, lamentarse de no tener un "mal talibán linuxero que nos ladre" porque así "verdaderamente seria señal de que somos alguien". Ladran, luego cabalgamos, en acertada expresión castellana.

Uno cree haber leído de todo en lo que a las guerras del software se refiere. Victimismo, egolatría, fundamentalismo religioso por la libertad (antítesis peligrosa donde las haya), ceguera intelectual...., de todo, y sin embargo, basta acceder a este mundo para darse cuenta de que todavía es posible más depravación intelectual si cabe.

Recientemente, una amiga vuela a EEUU por motivos laborales y me pregunta si quiero un iPhone. La respuesta, como hay confianza, implica unos usos para el aparatejo totalmente alejados, estoy seguro, de lo que el manual de instrucciones explica, y por ende, hace un curioso aprovechamiento de la vibración disponible del susodicho gadget. Sin embargo y dada la actual fortaleza del euro, no me importa hacerme con un iPod de 160 GB.

Llevo ya unas semanas con el iPod y tengo unas pocas cosas que decir. Y algunas nada buenas. La primera es que no entiendo como a estas alturas de la película todavía me sorprendo de que los 160 GB sean realmente apenas 140. Uno nunca termina de sorprenderse de la sirvengonzonería de los mercaderes. Pero eso es un simple problema con la propia capacidad de asombro.

Como problema principal, pues lo más evidente de todo: la gestión de los archivos que efectúa el iPod es lo peor que he visto en mucho tiempo en los reproductores mp3, y han pasado por mis manos unos cuantos de diferentes fabricantes, principalmente Creative y Archos. Tu coges, lo enchufas, y te encuentras con que si quieres aprovechar toda la capacidad del "parato", tienes que instalar iTunes, que como ya se ha dicho en muchas ocasiones y no solo aquí, se parece a un buen gestor de multimedia como un higo a una castaña. Lento, como un caracol reumático, no responde a los clicks del usuario como debiera, y toma decisiones por mí como si se considerara más inteligente que yo, que aunque en mi opinión no es así, las opiniones ya sabemos lo que tienen.

Accedo, no sin blasfemar y jurar en arameo, procedo a cargar la biblioteca de música que suelo llevar siempre encima (un subconjunto del total), que ocupa la nada despreciable cantidad de 100 GB, y todo parece ir bien hasta que me doy cuenta de que, por mor de la organización de mi disco duro externo, mejor sería recopilar toda la música en una carpeta al efecto, y sincronizar solamente una parte de dicha carpeta. En un proceso que me parece lógico, abro el explorador de archivos, muevo la carpeta (a la sazón llamada iPod), y cual no es mi sorpresa cuando resulta que si quiero realizar este movimiento y deseo que iTunes siga siendo el software de sincronización, no es posible de este modo a menos que borre COMPLETAMENTE todo el contenido cargado y haga una nueva sincronización. Atónito, compruebo que debe uno hacer lo que se denomina "Consolidar Biblioteca", que no es ni mas ni menos que mover todos los archivos a una carpeta que iTunes considera como propia. Luego, a través también de iTunes, podremos moverla. Valiente procedimiento, vive dios. Pasado este escollo, que a poco que te descuides puede dar al traste con tu extensa colección, encuentro que no es posible sincronizar solo una serie de carpetas dentro de la carpeta principal. Con lo cual, tengo que volver a la anterior situación, esto es, volver a mover la carpeta iPod, fuera de la carpeta de música. Si hay otro modo no lo he descubierto, pero en mi caso tengo más música en el disco duro NDAS de la que llevo en el iPod, y si me veo obligado a usar iTunes, pues quiero que iTunes gestione TODA la biblioteca, no solo lo que lleva el iPod.

Hay más. Observen esta imagen obtenida del gestor de archivos del MediaMonkey3:



En un momento dado, me pregunto si en caso de haber perdido inadvertidamente mi biblioteca del disco duro, podría recuperarla desde iPod. Es decir, pasar de nuevo mi música al PC ante un desastre.
La respuesta, en contra de todo lo que una mente sensata podría pensar, es NO.
Un no, matizado, lógicamente, por software tipo Floola, Yamipod, o por maravillas como MediaMonkey, que ya en su tercera versión, está dando sopas con honda a todo gestor de biblioteca que va sacando pecho por ahí, y que para mayor bochorno ha realizado un lavado de cara espectacular (el mono con los auriculares del inicio era un poco...horrible) y se merece una entrada posterior que a buen seguro no tardará.

Investigo por ahí, y me instalo la mencionada nueva versión de MediaMonkey y Floola, que se trata de un ejecutable que solamente colocado en el iPod permite gestionarlo sin depender de lo que cada uno tenga instalado en los diferentes PCs a los que conecte el iPod. Una suerte de iTunes portable, por así decirlo. Todo ello sin olvidarse de activar el uso del cacharro como disco duro externo.

Y heme aquí que así fue como descubrí la mayor porquería que he visto desde los tiempos en que usaba pantalones cortos y calcetines blancos. La captura lo muestra y observarán que los archivos son "ofuscados". Renombrados con un nombre ininteligible de modo que una vez que pasan al iPod no sean lo que uno trabajosamente logró tras renombrar, organizar, volver a renombrar...

No sea que al usuario, propietario de su música, se le vaya a ocurrir querer manejarla a su criterio, ¡faltaría más!. ¡Que una cosa es la libertad y otra muy distinta el libertinaje!

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