VELOCIDAD DE ESCAPE

2007-09-05

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18 de 50: Los Secretos de los Samurai - Ratti y Westbrook

Libro sencillamente espectacular.

Básica y extensamente se trata de un estudio de las artes marciales del japón feudal tanto en sus versiones armadas como desarmadas y tanto en sus aspectos internos como externos.

Desde el primer momento sorprende la erudición y las fuentes de los autores, sin ser esto menoscabo para una lectura agradable. Hace un tiempo leí el estudio antropológico sobre la cultura japonesa realizado por Ruth Benedict (El crisantemo y la espada) y me pareció una buena aproximación al carácter japonés. Ahora me doy cuenta que dicha aproximación estaba coja.

El impresionante estudio realizado en este libro sobre el Bujutsu (no sobre el Budo) da cuenta y explica a las claras el comportamiento japonés, antes, durante y después de la segunda guerra mundial. No de otra manera podía reaccionar un pueblo en el que se había instilado hasta la médula durante siglos, un concepto militar, militarista, y de culto a la muerte como se hizo en japón.

Admiro la cultura japonesa entre otras muchas razones por ser prácticamente el único pueblo que ha pasado de la era feudal a la era industrial de un plumazo sin desaparecer y manteniendo casi intacta su identidad cultural pese a perder una gran guerra.

Practico regularmente Aikido (no Aikijutsu) y soy consciente de los siglos de tradición que gravitan detrás de cada movimiento, detrás de cada técnica. Y eso me maravilla y me dá una sensación de continuidad. Asímismo, el Zen, parte importante del Aikido, encuentra en mí un fértil campo en el que crecer. Son bastantes razones, y por ello sorprende sobremanera cómo confluyeron las circunstancias históricas para crear un pueblo en guerra consigo mismo y con los demás por siglos.

Hay situaciones similares, como por ejemplo la de los Maoríes, pero de ellos nadie habla por la sencilla razón de que desaparecieron del mapa en cuanto el hombre blanco les aportó armas de fuego tal y como se desprende de la lectura de la historia de las "Guerras del Rifle" de Nueva Zelanda.

Al final, en una breve mención al Zen, me ha impactado también que esta secta del Budismo se convirtiera en cómplice de las mayores atrocidades por su énfasis en el desapego a la vida.
Desconocía, que contra lo que pueda parecer, también hubo Cruzadas y guerras de religión entre ramas del Budismo. Al próximo idiota que diga que el Budismo es pacífico y nunca tuvo intransigencia como el Cristianismo ya tengo con qué taparle la boca, aunque como dice Hitchens en el libro comentado en la entrada anterior: "desconfía del transcendente". Ninguna religión ni ideología es pacífica, puesto que para perdurar debe monopolizar.

Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 2 Comentarios | Enlace