VELOCIDAD DE ESCAPE
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EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES
Contaremos la historia desde el principio. Algo que llevo arrastrando desde hace tiempo y que en estos últimos días ha estallado. Algo que me ha estado quitando el sueño durante demasiado tiempo.Hace mucho tiempo, tenía un compañero al que yo creía competente. O al menos si no era competente consideraba leal. O al menos si no era leal consideraba sincero. O al menos si no era sincero consideraba incapaz de maldad alguna contra mí.
Y poco a poco él se levantó el sistema informático de la empresa. Entre unas cosas y otras, unas cuantas aplicaciones y unos cuantos servidores, que ya he perdido la cuenta, el doble de personal, un crecimiento explosivo, y el departamento informático que se reduce de tamaño.
En un momento dado me piden que me encargue de todo lo que haga falta para que el "tema informático" funcione pero despidiendo a todo el departamento, exceptuándome a mi, claro. En aquel momento decido,en una de esas pocas decisiones que tomas al momento, casi sin reflexionar en la vida, sabiendo que quizás en algún momento te arrepentirás, que no puedo cargar sobre mí semejante tarea. Ni la tarea de llevar adelante el trabajo de varias personas yo solo, ni la tarea de cargar sobre mi conciencia el despido de todo un departamento.
Así que les pedí que me despidieran a mí también. No sin antes advertirles de que con esa política iban hacia el desastre. Mientras todos nuestros competidores invierten en tecnología nosotros eliminamos el departamento informático. Dándome ya por despedido me despaché a gusto.
Como suele ocurrir en extrañas ocasiones de la vida, solo en muy contadas, no sólo no despidieron a nadie sino que me ascendieron.
Pasado este trance, que pocos de mis compañeros conocen porque tampoco le he dado publicidad, al poco tiempo, aquel que consideré al menos compentente, o leal, o sincero, está en la cuerda floja. Sus desavenencias continuas con dirección le ponen en una situación en la que me llaman a dirección para que le comunique su despido.
Como le consideraba una persona competente, o al menos leal, o al menos sincero, o al menos incapaz de hacerme daño, le defendí con mi propio puesto. Las razones que se me alegaron para justificar su despido no me parecieron consistentes. En aquel entonces no me lo parecieron. "Despedidme a mí también en ese caso", fué mi contestación.
Así, que de nuevo, por extrañas vueltas del destino, logré conservar mi puesto y el de los demás. Soy consciente de que eso ocurre en muy contadas ocasiones en esta vida. Pero sucede. Doy fe.
Cuando pasó el tiempo, aquel compañero al que protegí en varias ocasiones encuentra otro trabajo y se marcha. Si es para mejorar no tengo objeción. Es más, me alegro mucho por él.
Al irse me cuenta que uno de los motivos por los que se va (entre muchos otros) es porque me ascendieron a mí y no a él. No me sorprende. Sé que estas cosas son difíciles de aceptar. Pero me dolió, pese a aceptarlo, que él se sintiera mal por mi ascenso. Pero es algo inevitable, justo y razonable. Para evitar que su marcha deje paralizado un proyecto casi a punto de acabarse, acordamos su contratación como freelance hasta que finalice, para lo que como digo, le bastaban un par de meses de trabajo.
Se pasó un año dándome largas, planteando excusas, tirando balones fuera y finalmente, dejándome tirado con el proyecto sin tocar y retrasado otro año más.
En este caso yo estoy a los pies de los caballos. El departamento en cuadro. El proyecto retrasado un año. Y yo dando la cara. La venda cae de los ojos. Te prometes a tí mismo que no te volverá a pasar. Que no te volverán a engañar. Pero son promesas vanas.
Como estamos sobrecargados de trabajo, busco otro Freelance para terminar el proyecto. Acordamos un importe y una fecha. "Esto está en dos meses", asegura. "Está casi finalizado y solo hay que finiquitar un par de detalles", me dice.
Y de nuevo, sosías de aquel, este tira balones fuera, plantea excusas, me da largas y se pasa de la fecha prevista en seis meses (de momento). De nuevo cometo el error de defenderle frente a dirección.
Esta vez sí. Esta vez sí que mi puesto pende de un hilo. Esta vez sí que la situación es grave, por si no lo era antes. El proyecto va para dos años y seguimos igual. Pero esta vez he aprendido.
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 4 Comentarios | Enlace
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Comentarios
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Pero vaaaaaaaaaaaamos...cómo está el patio...
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El hombre es el único animal q tropieza dos veces con la misma piedra... Joma, no tropieces una tercera! jeje. Piensa en ti primero y luego en los demás, se que puede parecer egoista, pero en tu caso creo q es lo mejor que puedes hacer.
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Joder, menudo culebrón. |