VELOCIDAD DE ESCAPE
Inicio > Historias > MENSAJES DESDE EL PASADO
2006-01-09
No sé lo que es. Ciertamente, como a muchos, por no decir a todos, la tentación de dejar de publicar aquí me ha asaltado a menudo, y con más frecuencia en los últimos tiempos. Sin embargo hay algo que me lo impide. Puedo estar mucho tiempo sin escribir pero siempre surge un momento en el cual una idea estalla, un sentimiento se dispara, y un nudo en el estómago se encarga de recordarme que hay algo que me atenaza, que me bloquea, y que debo de deshacerme de ello con prontitud so pena de arrastrarlo a duras penas a lo largo de un tiempo.
De este modo no me ha quedado más remedio que admitir que pese a mi pretensión inicial de centrarme en dos o tres temas de los cuales presumía (error de apreciación) conocer, no puedo evitar la deriva hacia un género que siempre he aborrecido, como es la exposición pública de las propias verguenzas. Sean estas espirituales o corporales. Salvando Kafka, que lo hizo con maestría inigualable, no creo que merezca la pena hablar de uno mismo. Solipsismo, engreimiento, egolatría, narcisismo, palabras que a mis ojos suenan como el peor de los errores en los que puede caer alguien que escribe.
Sin embargo cuando voy armando las frases, cuando voy juntando los párrafos que salen de mi mano tal y como los lees, porque raramente corrijo lo que escribo y siempre me sale todo de una sola sentada, siento como una fuerza poderosa, superior a mí, toma mi mano. Esta sensación se desvanece cuando leo lo que he escrito. Cuando veo que son los mismos pensamientos banales, miserias cotidianas de una vida anodina y gris que cualquiera en mi misma situación sería capaz de describir con mejor acierto.
Pasado el tiempo me puede suceder que algo que he escrito pase otra vez ante mis ojos y me sorprendo. Aquello me parece escrito por otro, como si yo no fuera el autor, o como si hubiesen pasado mil años hasta el punto de hacerme irreconocible a mí mismo. Y en ocasiones, muy contadas, me sorprendo porque me parece bello en las formas lo que hay escrito. No tanto el conenido, que como digo es anodino, sino la forma.
Tanto es así que hay lectores que me llaman la atención sobre frases de las cuales no guardo recuerdo alguno pero que son el más acertado consejo que se podría dar a alguien en mi situación. En ocasiones me parece que mi propia mano escribe consejos desde el hombre que fuí para el que seré en un futuro. Siendo siempre más cabal, centrado y sensato el "yo" del pasado que el del presente.
Y no hay peor consejo que el que uno se da a sí mismo porque eso denota que aún sabiendo la verdad, aún sabiendo la solución a mis problemas, no la he aplicado desde entonces.
MENSAJES DESDE EL PASADO
Hay algo en el hecho de escribir que me subyuga.No sé lo que es. Ciertamente, como a muchos, por no decir a todos, la tentación de dejar de publicar aquí me ha asaltado a menudo, y con más frecuencia en los últimos tiempos. Sin embargo hay algo que me lo impide. Puedo estar mucho tiempo sin escribir pero siempre surge un momento en el cual una idea estalla, un sentimiento se dispara, y un nudo en el estómago se encarga de recordarme que hay algo que me atenaza, que me bloquea, y que debo de deshacerme de ello con prontitud so pena de arrastrarlo a duras penas a lo largo de un tiempo.
De este modo no me ha quedado más remedio que admitir que pese a mi pretensión inicial de centrarme en dos o tres temas de los cuales presumía (error de apreciación) conocer, no puedo evitar la deriva hacia un género que siempre he aborrecido, como es la exposición pública de las propias verguenzas. Sean estas espirituales o corporales. Salvando Kafka, que lo hizo con maestría inigualable, no creo que merezca la pena hablar de uno mismo. Solipsismo, engreimiento, egolatría, narcisismo, palabras que a mis ojos suenan como el peor de los errores en los que puede caer alguien que escribe.
Sin embargo cuando voy armando las frases, cuando voy juntando los párrafos que salen de mi mano tal y como los lees, porque raramente corrijo lo que escribo y siempre me sale todo de una sola sentada, siento como una fuerza poderosa, superior a mí, toma mi mano. Esta sensación se desvanece cuando leo lo que he escrito. Cuando veo que son los mismos pensamientos banales, miserias cotidianas de una vida anodina y gris que cualquiera en mi misma situación sería capaz de describir con mejor acierto.
Pasado el tiempo me puede suceder que algo que he escrito pase otra vez ante mis ojos y me sorprendo. Aquello me parece escrito por otro, como si yo no fuera el autor, o como si hubiesen pasado mil años hasta el punto de hacerme irreconocible a mí mismo. Y en ocasiones, muy contadas, me sorprendo porque me parece bello en las formas lo que hay escrito. No tanto el conenido, que como digo es anodino, sino la forma.
Tanto es así que hay lectores que me llaman la atención sobre frases de las cuales no guardo recuerdo alguno pero que son el más acertado consejo que se podría dar a alguien en mi situación. En ocasiones me parece que mi propia mano escribe consejos desde el hombre que fuí para el que seré en un futuro. Siendo siempre más cabal, centrado y sensato el "yo" del pasado que el del presente.
Y no hay peor consejo que el que uno se da a sí mismo porque eso denota que aún sabiendo la verdad, aún sabiendo la solución a mis problemas, no la he aplicado desde entonces.
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 6 Comentarios | Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://jomaweb.blogalia.com//trackbacks/36387
Comentarios
1 |
|
||
Y que la gente acuda a esta página por el término de búsqueda "farlopa humeda", pues tampoco ayuda mucho, la verdad. |
2 |
|
||
Te está bien empleado por cotillear en los referrers :-)
|
3 |
|
||
¿Farlopa húmeda?
|
4 |
|
||
[/me indica el título haciendo señas dramáticas con las cejas] |
5 |
|
||
Dios, quise decir "mensajes". Corregido
|