2005-12-19
TOCA ALEGRARSE
Quizás suena cruel, quizás suena insensible, quizás suena inapropiado, pero lo único que puedo sacar en claro cuando muere alguien cercano es que después de todo nuestros pequeños problemas, nuestras pequeñas miserias, son una auténtica fruslería.
Que después de todas nuestras noches sin dormir, nuestros paquetes de tabaco, nuestros desvelos, lágrimas, caras largas y preocupaciones por cosas que no salen como queremos que salgan, o cosas que salen como no deseábamos, no caemos en la cuenta de que nada de ello merece la pena ni un miligramo de nuestras energías.
Mañana estaremos muertos, sea esto lo que demonios sea, y ya no importará nada porque no estaremos aquí. Así que por mucho que se diga, no está de más decirlo de nuevo. Sonríe siempre, disfruta y valora lo que tienes sea poco o mucho. La muerte llega inadvertidamente.
Nadie se lleva nada de aquí, nadie sabe cuál será su fin, o en qué momento llegará, así que vive y disfruta pase lo que pase porque no habrá otra ocasión.
O al menos no hay datos que confirmen que haya otra ocasión.
Carpe diem.
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 2 Comentarios | Enlace
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De: Sr.Marqués |
Fecha: 2005-12-19 21:18 |
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Bien expresado pero demasiado egocéntrico. La fuerza de la familia y la grandeza del amor alcanzan una dimensión tan grande que pueden llegar a llenar un gran vacío y traer sentido cuando la confusión consigue ocultarlo. Cuando se reúnen para cualquier acontecimiento las personas que queremos, si probamos a pensar en todo lo que nos importan vemos claramente la enormidad de ese sentimiento.
Savater sobre el tiempo:
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] Para Heidegger, como para Borges (¡por eso quería refutar el tiempo!), estar hechos de tiempo significa estar abocados a la muerte, resbalar sin tregua hacia ella. ¡Qué poco nos importaría el tiempo en ninguna de sus formas o medidas si nos creyésemos inmortales! Nos desentenderíamos de él como los niños pequeños, que nos dicen "¿te acuerdas de ayer...?" y se están refiriendo al verano pasado... ¡o a esta misma mañana! La temporalidad es la conciencia de nuestro tránsito hacia la muerte y del tránsito hacia su acabamiento o ruina de las cosas que más amamos. Por eso nos urge, por eso nos angustia, por eso nos empuja a la melancolía ... o al desafío. Ser temporales (sabernos temporales) es siempre vivir "poco", pero también proporciona un sabor fuerte, intenso, a la brevedad vital que paladeamos. La vida nunca puede dejarnos indiferentes porque siempre se está acabando: y el acecho de la muerte vuelve desgarradoramente interesante el más insípido de los momentos.
Alegría:
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] Cuando constata su presencia en la vida, el ser humano se exalta. Y esa constatación exaltada es lo que podemos llamar alegría. La alegría afirma y asume la vida frente a la muerte, frente a la desesperación. La alegría no celebra los contenidos concretos de la vida, a menudo atroces, sino la vida misma porque no es la muerte, porque no es "no" sino "sí", porque es todo frente a nada. Pero la alegría no es puro éxtasis sino actividad y va todavía más allá: lucha contra el malestar desesperado de la muerte que nos infecta de miedo, de avidez y de odio. Nunca la alegría podrá triunfar por completo sobre la desesperación (dentro de cada uno de nosotros existen la desesperación y la alegría) pero tampoco se rendirá ante ella. A partir de la alegría tratamos de aligerar la vida del peso abrumador y nefasto de la muerte. La desesperación no conoce más que la nada que amenaza a cada cual mientras que la alegría busca apoyo y extiende su activa simpatía a nuestros semejantes, los mortales vivientes. (F.Savater)
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