VELOCIDAD DE ESCAPE

NUNCA ES SUFICIENTE (relato)

Por mucho festivo que haya, por muy lejos que vayamos, nunca nos podemos librar de uno mismo. Y desde aquel puente de Mayo me doy cuenta que nunca es (de que nunca será) suficiente.

Hoy me levanto sombrío tras pasar la noche en vela mientras ella duerme a mi lado. Me amanece mirándo su cara, cómo sonríe cuando le doy un beso, cómo gime en sueños cuando la abrazo fuerte, y mientras ella duerme me doy cuenta de que nunca es suficiente.

Se va, y me siento de aquella manera extraña que se siente uno cuando le quitan algo que ha atesorado largo tiempo. Sin saber qué hacer. sin saber dónde poner las manos.
Aprovecho la mañana para realizar unas compras y me entra una paranoia rara, seguramente provocada por la falta de sueño. Me doy cuenta cuando voy a pagar, de que el DNI es en tamaño perféctamente idéntico a la tarjeta de crédito, y una se solapa a la otra en mis manos. Las mido con el tacto y son idénticas, son de medidas perfectas, rectas, cuadradas. Mis dedos las repasan por los cantos una y otra vez. Y no puedo dejar de pensar porqué. Como veo que me voy a poner conspiranoico me golpeo la frente y trato de pensar algo agradable.
Y mi pensamiento vuelve de nuevo a esta noche.

Y de esta noche vuelvo a la mañana, y a cómo me levanté, y a cómo me doy cuenta de que nunca es suficiente.

De cómo la echo de menos cuando no me llama, cuando no la veo, cuando no la beso. De cómo me estremezco cuando me llama, de cómo me encanta oirla, de cómo suspiro cuando me besa en el cuello y le ofrezco, bien accesible, la yugular.
Y tengo otro momento de paranoia. "Siempre consiste en ofrecer la yugular", pienso. Y la súbita idea me golpea como una revelación. Siempre consiste en ofrecer la yugular. Pero de qué otro modo se puede vivir, sino es ofreciendo algo. A unos el puño, a otros la yugular, pero siempre ofreciendo algo.
Me tranquilizo.

Nunca es suficiente. Nunca hay suficientes besos, suficientes abrazos, suficientes palabras amables, suficientes horas juntos.

Y así me quedo.
Sufriendo por mi hambre.

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