VELOCIDAD DE ESCAPE
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2005-10-11
Más que una extenunante repetición de técnicas, uno cierra los ojos y siente cómo las articulaciones antes rígidas se convierten en flexibles, las oposiciones en ayudas, las resistencias en invitaciones, y capta (no sin cierto esfuerzo) cómo hay un punto de fuga, una sensación de perspectiva física que le indica al propio cuerpo dónde está el punto en el que el equilibrio se arrebata, el sitio en el que el Ki se hace patente, el lugar en el que aplicando un pequeñísimo movimiento, imperceptible apenas, tenemos al otro a nuestra merced.
Cuantos más esfuerzos realiza uno por zafarse, por liberarse de lo que le tiene aprisionado, más fuertemente se queda inmovilizado en la tupida red que los demás y las circunstancias van tejiendo a nuestro alrededor. Y es sin hacer esfuerzo, sin moverse apenas, dejando mente y cuerpo relajados, como uno obtiene el máximo beneficio de las fuerzas que lo aprisionan, que se obdecan en dejarlo a uno totalmente atrapado y sin posibilidad de escapar.
En ocasiones tengo la sensación de que las casualidades no existen, de que todo está entrelazado, entretejidos nuestros actos y nuestros deseos en una espesa malla que opone ciertos efectos a ciertas causas y ciertas consecuencias a nuestros actos.
Sé que es falso. Sé que mi cerebro está condicionado por miles de años de evolución y unas pocas decenas de experiencias erróneas a encontrar patrones, buscar configuraciones estables, encontrar orden donde solamente hay caos.
Pero no puedo evitar tener la sensacion de que mucho de lo que me pasa estos dias está relacionado con el concepto de Ki, con la idea del flujo, con la intención de no oponer resistencias a la fuerza que me pretende lastimar. Y del mismo modo que en el Dojo no ofrezco resistencias, no opongo golpe con golpe, no trato de vencer por la fuerza, sino dejando que el otro encuentre su camino, su inercia en ese punto de fuga, que caiga bajo el peso de sus propias acciones, pues son mis resistencias las que me hacen daño, mis esfuerzos por oponerme los que me lastiman.
De ese mismo modo escucho. De ese mismo modo actúo sin actuar. Me muevo en círculos sin alterarme por lo que me dicen, porque sé que será mi reacción la que me lastime, no lo que me dijeron con intención de lastimar.
Así, sin oponer resistencias, sin hacer esfuerzos, sin contestar, he recibido tres mensajes en el teléfono movil. Del mismo remitente. Uno cada media hora. El primero dice "siento haberte hecho daño", el segundo dice "has hecho que me sienta como una mierda", el tercero dice "te quiero mucho".
UN MES DE AIKIDO
En el Aiki Budo la esencia es el equilibrio, guardarlo, atesorarlo, acumularlo incluso después de habérselo arrebatado al contrario. Y de este modo nuestros movimientos se van acompasando con el fluir de la fuerza, del mismo modo que el agua fluye rodeando un junco nosotros nos colocamos en posición de ser rodeados por el flujo de la energía que nos rodea, nos abraza.Más que una extenunante repetición de técnicas, uno cierra los ojos y siente cómo las articulaciones antes rígidas se convierten en flexibles, las oposiciones en ayudas, las resistencias en invitaciones, y capta (no sin cierto esfuerzo) cómo hay un punto de fuga, una sensación de perspectiva física que le indica al propio cuerpo dónde está el punto en el que el equilibrio se arrebata, el sitio en el que el Ki se hace patente, el lugar en el que aplicando un pequeñísimo movimiento, imperceptible apenas, tenemos al otro a nuestra merced.
Cuantos más esfuerzos realiza uno por zafarse, por liberarse de lo que le tiene aprisionado, más fuertemente se queda inmovilizado en la tupida red que los demás y las circunstancias van tejiendo a nuestro alrededor. Y es sin hacer esfuerzo, sin moverse apenas, dejando mente y cuerpo relajados, como uno obtiene el máximo beneficio de las fuerzas que lo aprisionan, que se obdecan en dejarlo a uno totalmente atrapado y sin posibilidad de escapar.
En ocasiones tengo la sensación de que las casualidades no existen, de que todo está entrelazado, entretejidos nuestros actos y nuestros deseos en una espesa malla que opone ciertos efectos a ciertas causas y ciertas consecuencias a nuestros actos.
Sé que es falso. Sé que mi cerebro está condicionado por miles de años de evolución y unas pocas decenas de experiencias erróneas a encontrar patrones, buscar configuraciones estables, encontrar orden donde solamente hay caos.
Pero no puedo evitar tener la sensacion de que mucho de lo que me pasa estos dias está relacionado con el concepto de Ki, con la idea del flujo, con la intención de no oponer resistencias a la fuerza que me pretende lastimar. Y del mismo modo que en el Dojo no ofrezco resistencias, no opongo golpe con golpe, no trato de vencer por la fuerza, sino dejando que el otro encuentre su camino, su inercia en ese punto de fuga, que caiga bajo el peso de sus propias acciones, pues son mis resistencias las que me hacen daño, mis esfuerzos por oponerme los que me lastiman.
De ese mismo modo escucho. De ese mismo modo actúo sin actuar. Me muevo en círculos sin alterarme por lo que me dicen, porque sé que será mi reacción la que me lastime, no lo que me dijeron con intención de lastimar.
Así, sin oponer resistencias, sin hacer esfuerzos, sin contestar, he recibido tres mensajes en el teléfono movil. Del mismo remitente. Uno cada media hora. El primero dice "siento haberte hecho daño", el segundo dice "has hecho que me sienta como una mierda", el tercero dice "te quiero mucho".
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 5 Comentarios | Enlace
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Comentarios
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Pues yo sólo llevo 3 días, macho :D |
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Aún así creo que me entiendes.
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Las mujeres nacen con el budo aprendido, pequeño saltamontes. |
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Pues estamos perdidos entonces. |