2004-07-16
TÉCNICAS DE MANAGEMENT: "ROTACIÓN"
Lo que más odio en este mundo es repetir las mismas cosas una y otra vez. Y creo que una gran parte de la eficacia de un informático no se mide por los títulos que tenga (ahora que está de moda la titulitis) sino por la capacidad que tiene de ser un
Vago-RedomadoTM. Buscar siempre la manera de programar haciendo el mínimo esfuerzo posible. Debe de ser la única profesión en la cual la ley del mínimo esfuerzo se ve recompensada con una mayor eficacia y calidad en el producto terminado.
Trabajar para no-trabajar. Esta es la norma grabada a fuego en la frente de todo informático que se precie de amar su profesión.
Contra ese repetir las mismas cosas una y otra vez. Contra esa capacidad innatamente humana de anquilosarse, de poner el culo en el asiento, de apoltronarse y creerse que uno es imprescindible, existe una increíble técnica de la que desconozco su origen. Se trata de la "rotación". Algunos argumentan que su origen es futbolístico, más concretamente en la posibilidad de tener diferentes jugadores para una misma posición e irlos cambiando en función de su estado físico.
Lo dudo. Un entorno tan dado a las ideas revolucionarias como el fútbol no creo que tenga nada que aportar al inmóvil mundo del management empresarial. El fútbol es así.
Nuestros gurús, siempre atentos a toda nueva técnica que mejore nuestra calidad de vida, son conscientes del peligro que supone la rutina diaria para las arterias de la organización, que a modo de peligrosos trombos, pueden provocar una peligrosa parálisis.
Y tanto es así que combaten este peligro con la "rotación". En este caso, tanto espiritual como física, como no podía ser de otro modo gracias a su adopción de las técnicas Orientales y el Zen aplicado a la gestión.
La rotación espiritual consiste en evitar que el empleado entre en una caída en barrena hacia el anquilosamiento profesional y mental aportándole tareas a su quehacer diario que no tengan nada que ver con sus habilidades profesionales.
Y nos encanta. De vez en cuando conviene sacar la cabeza de entre miles de lineas de código para reparar un reloj estropeado, colocar un enchufe, cambiarle la pila a una calculadora, llamar al técnico del ascensor o puentear una fase del cuadro de luces. Esos minutos de rotación mental nos dan un descanso a nuestras castigadas neuronas que nunca agradeceremos suficientemente a los preclaros budas iluminados que rigen nuestro destino laboral.
En cuanto a la rotación física, ya podéis imaginaroslo. En nuestro caso tiene la cualidad de ser cíclica. Igual que sabemos que la primavera precede al verano, y este al otoño, sabemos que cada 6 meses tenemos que ponernos el "mono de mover cosas" y trasladar mesas, cajoneras, CPUs, monitores y demás parafernalia de un sitio a otro del edificio. Porque la rotación física más sencilla sería mover a las personas y cambiarlas de sitio, pero no. Este tipo de rotación no tiene los efectos psicológicos perseguidos con la misma. No elimina el anquilosamiento ni la pesadez mental. Hay que cargar con mesas que pesan un quintal para sentirse claramente conmovido.
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 16 Comentarios | Enlace