VELOCIDAD DE ESCAPE
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2004-04-05
La pregunta que subyace a todo el reportaje es: ¿merecen los maltratadores la misma atención que las víctimas?
No es una pregunta banal. En el fondo, nos estamos enfrentando al problema central de todo sistema legal en el caso que nos ocupa. Esto es: ¿la pena para el que comete un delito debe ser simplemente punitiva y disuasoria, o por el contrario integradora y rehabilitadora?
En función de la postura que adoptemos, así se orienta el sistema penitenciario y las instituciones que con él se relacionan. Dado que no se considera que un asesino vulgar y corriente deba tener otra atención que el simple internamiento hasta el cumplimiento de su pena en prisión, o al menos no parece que se presenten alternativas, dudo mucho que el caso de los maltratadores vaya a seguir otros derroteros.
Como bien reclaman muchas de las personas dedicadas a la atención de las víctimas, que son frontalmente contrarias a la inversión en programas de rehabilitación para maltratadores: Ni un duro dedicado a las víctimas debe ser desviado para rehabilitación de verdugos.
Varias frases y descripciones se me han quedado grabadas, y como tales las anoto debajo:
"Pensaba que sus desprecios, su agresividad, esas miradas de odio, eran cosas de pareja [...] pagaba conmigo su complejo de inferioridad[...] No aguantaba que me llevara bien con la gente"
Según la dinámica que se establece, hay una serie de relaciones encuadrables dentro de lo que se conoce como el "síndrome de estocolmo". El mínimo detalle amistoso del maltratador hace a la víctima aferrarse a la idea de que algún día cambiará y serán felices.
"Un ojo negro es una herida que se borra; pero las heridas del alma, las que provocan los malos tratos psicológicos, no cicatrizan nunca"
[...]
"Fue degenerando. Primero los insultos eran cada dos meses. Luego, cada mes; luego, cada tres semanas [...] Es un proceso en el que entras sin darte cuenta. Y te va machacando. Él me fué metiendo en la cabeza que yo lo hacía todo mal. Al final dudaba de todo."
Llama la atención que en un país como España, y en una ciudad como Madrid, no haya ningún servicio público de atención a maltratadores. Claro, que el servicio de atención a víctimas también deja mucho que desear.
Todos coinciden en señalar la educación recibida en la familia como uno de los grandes generadores de estas situaciones. Como siempre, la familia como principal "incubadora de patologías". Imagino que tener una madre castradora y neurótica, y un padre humillado constantemente por esta; o al contrario, una mujer sumisa y sometida al marido violento y machista, no deben de hacer nada bueno con la personalidad y la emocionalidad de los descendientes que en esas familias viven.
Otra cosa que me impactó, aunque si lo pensamos es incluso lógico, es el hecho de que los verdugos no reconocen estar enfermos y achacan su problema a los demás. Ninguno se identifica con la palabra maltratador y lo consideran un insulto. La siguiente conversación lo deja bien claro:
-A ver J., ¿cuándo comenzaste a maltratar a tu mujer?
- Pero si yo no la maltrataba.
- ¿Pero la tratabas mal?
- Eso sí. La trataba muy mal.
- Luego eres un maltratador....
La terapia se basa en dar vueltas una y otra vez sobre el tema para ir deshaciendo la coraza que los verdugos se ponen a su alrededor para justificar su conducta: "ella me provocaba", "su familia la manipula", "iba borracho".
A menos que esa barrera caiga, no hay solución. El maltratador vive en una especie de mundo paralelo donde él se siente la víctima de la situación creada por su pareja.
Algunos grupos feministas consideran que: "el maltratador no se recupera nunca porque atribuye la responsabilidad a la víctima, a la familia de la víctima, al estrés laboral ...a todos menos a él. No se pone en tela de juicio en ningún momento. Por eso un maltratador no se recupera nunca"
Parece que no tiene nada que ver pero, siempre opiné que no cualquiera puede ser padre. Y que se deberían hacer exámenes de "idoneidad paternal" del mismo modo que cuando alguien quiere conducir se debe examinar para sacarse la licencia de conducción.
Así nos evitaríamos que madres castradoras y padres violentos pudieran seguir esparciendo su "semillita" a lo largo y ancho de la sociedad, perpetuándo una situación a través de su descendencia, que aprende de nuevo estos hábitos de conducta para repetirlos con sus parejas en cuando tienen ocasión.
Pero claro, teniendo en cuenta que nuestro principal problema en estos momentos es la escasez de niños y un acelerado envejecimiento de la población, "el carnet de padres" no será una iniciativa que cuente con mucho apoyo popular.
MUJERES MALTRATADAS
Este domingo, el dominical de el periódico "el País", presenta un reportaje sobre la violencia de género desde el punto de vista del maltratador. Voy a tratar de no ser Sexista y comentaré el artículo.La pregunta que subyace a todo el reportaje es: ¿merecen los maltratadores la misma atención que las víctimas?
No es una pregunta banal. En el fondo, nos estamos enfrentando al problema central de todo sistema legal en el caso que nos ocupa. Esto es: ¿la pena para el que comete un delito debe ser simplemente punitiva y disuasoria, o por el contrario integradora y rehabilitadora?
En función de la postura que adoptemos, así se orienta el sistema penitenciario y las instituciones que con él se relacionan. Dado que no se considera que un asesino vulgar y corriente deba tener otra atención que el simple internamiento hasta el cumplimiento de su pena en prisión, o al menos no parece que se presenten alternativas, dudo mucho que el caso de los maltratadores vaya a seguir otros derroteros.
Como bien reclaman muchas de las personas dedicadas a la atención de las víctimas, que son frontalmente contrarias a la inversión en programas de rehabilitación para maltratadores: Ni un duro dedicado a las víctimas debe ser desviado para rehabilitación de verdugos.
Varias frases y descripciones se me han quedado grabadas, y como tales las anoto debajo:
"Pensaba que sus desprecios, su agresividad, esas miradas de odio, eran cosas de pareja [...] pagaba conmigo su complejo de inferioridad[...] No aguantaba que me llevara bien con la gente"
Según la dinámica que se establece, hay una serie de relaciones encuadrables dentro de lo que se conoce como el "síndrome de estocolmo". El mínimo detalle amistoso del maltratador hace a la víctima aferrarse a la idea de que algún día cambiará y serán felices.
"Un ojo negro es una herida que se borra; pero las heridas del alma, las que provocan los malos tratos psicológicos, no cicatrizan nunca"
[...]
"Fue degenerando. Primero los insultos eran cada dos meses. Luego, cada mes; luego, cada tres semanas [...] Es un proceso en el que entras sin darte cuenta. Y te va machacando. Él me fué metiendo en la cabeza que yo lo hacía todo mal. Al final dudaba de todo."
Llama la atención que en un país como España, y en una ciudad como Madrid, no haya ningún servicio público de atención a maltratadores. Claro, que el servicio de atención a víctimas también deja mucho que desear.
Todos coinciden en señalar la educación recibida en la familia como uno de los grandes generadores de estas situaciones. Como siempre, la familia como principal "incubadora de patologías". Imagino que tener una madre castradora y neurótica, y un padre humillado constantemente por esta; o al contrario, una mujer sumisa y sometida al marido violento y machista, no deben de hacer nada bueno con la personalidad y la emocionalidad de los descendientes que en esas familias viven.
Otra cosa que me impactó, aunque si lo pensamos es incluso lógico, es el hecho de que los verdugos no reconocen estar enfermos y achacan su problema a los demás. Ninguno se identifica con la palabra maltratador y lo consideran un insulto. La siguiente conversación lo deja bien claro:
-A ver J., ¿cuándo comenzaste a maltratar a tu mujer?
- Pero si yo no la maltrataba.
- ¿Pero la tratabas mal?
- Eso sí. La trataba muy mal.
- Luego eres un maltratador....
La terapia se basa en dar vueltas una y otra vez sobre el tema para ir deshaciendo la coraza que los verdugos se ponen a su alrededor para justificar su conducta: "ella me provocaba", "su familia la manipula", "iba borracho".
A menos que esa barrera caiga, no hay solución. El maltratador vive en una especie de mundo paralelo donde él se siente la víctima de la situación creada por su pareja.
Algunos grupos feministas consideran que: "el maltratador no se recupera nunca porque atribuye la responsabilidad a la víctima, a la familia de la víctima, al estrés laboral ...a todos menos a él. No se pone en tela de juicio en ningún momento. Por eso un maltratador no se recupera nunca"
Parece que no tiene nada que ver pero, siempre opiné que no cualquiera puede ser padre. Y que se deberían hacer exámenes de "idoneidad paternal" del mismo modo que cuando alguien quiere conducir se debe examinar para sacarse la licencia de conducción.
Así nos evitaríamos que madres castradoras y padres violentos pudieran seguir esparciendo su "semillita" a lo largo y ancho de la sociedad, perpetuándo una situación a través de su descendencia, que aprende de nuevo estos hábitos de conducta para repetirlos con sus parejas en cuando tienen ocasión.
Pero claro, teniendo en cuenta que nuestro principal problema en estos momentos es la escasez de niños y un acelerado envejecimiento de la población, "el carnet de padres" no será una iniciativa que cuente con mucho apoyo popular.
Estupidiario y otras cosas | jomaweb | 2 Comentarios | Enlace
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Comentarios
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simplemente una reflexión muy banal de un tema bastante profundo y preocupante en nuestra sociedad |