VELOCIDAD DE ESCAPE
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2003-10-09
Aunque en ciertos sectores de la población se experimenta un placer malsano (que se jodan, dicen) no dejo de pensar en las tres o cuatro tiendas de Cds a las que había acudido desde que tengo uso de razón y dinero en el bolsillo (lo segundo sucedió antes que lo primero y a veces pienso que lo primero ni siquiera eso).
M.F. era una cadena pequeñita, de cuatro o cinco tiendas, casi familiar.
Recuerdo que cuando iba al instituto (si, aquel instituto del Opus Dei de disciplina estricta y relajada moral) aprovechaba la hora del recreo para ir y curiosear entre los discos de metallica, iron maiden, deep purple, led zeppelin, que eran mi sustento armónico entonces.
Nunca se me olvidará el día en que compré "and Justice for all" de Metallica.
La dependienta me lo entregó pese a no tener el importe al completo que valía aquel vinilo entonces. Llévatelo, me dijo al ver mi cara de frustración cuando vi el precio.
No perdió dinero con aquel gesto. Ganó un cliente infiel.
No me he equivocado. Digo infiel porque los clientes siempre somos infieles y nos vamos con aquel que nos dé lo mismo por menos dinero.
Y no puedo evitar sentirme culpable por su cierre pese a que "técnicamente" no me fuí a otra tienda. Mis gustos cambiaron hasta el punto en que no encontraba la música que me gustaba por más tiendas que recorriera.
Y en estas que aparece internet.
Cuando con el tiempo uno va cambiando de gustos y la música ya no se encuentra allá donde solía ir llega el momento en que si quiero comprar discos debo hacerlo a través de las propias discográficas o distribuidoras en internet puesto que ni siquieta Fnac o tiendas especializadas pueden surtirme.
Y debo decir que salvo contadas excepciones tampoco encuentro mi música en los Peer to Peer al uso como Kazaa, edonkey o soulseek.
Así que hacemos de tripas corazón y compramos discos a 30 euros gastos de envío incluidos. Pocos, es cierto. La comida también hay que pagarla y hasta el momento he podido aguantar sin música pero no sin comer. Y no será porque no lo intento.
En esta evolución personal veo una especie de paralelismo con los cambios acaecidos en la industria musical.
Cambios de facturación, que no de estrategias de mercado. En eso siguen igual y así les va.
Esta es mi visión:
Mientras su catálogo se uniformizaba y masificaba cada vez más hasta el punto de llegar a producir una música "de consumo", el típico producto de "usar y tirar". Un sector de población consumidor de música no-mainstream (en el que me incluyo) es expulsado del mercado.
Al mismo tiempo, el resto de consumidores, adoctrinado por un sistema "industrial" que equipara la música a cualquier otro producto perecedero, porque interesa vender mucho (grupos de un solo disco, discos recopilatorios, directos...) termina por convertirse en lo que se les pide y se plegan a las reglas de la oferta y la demanda del "mercado" y por tanto comprando allá donde menos cobren por lo mismo: los cds piratas o la descarga de mp3 por internet.
Y ahora quieren que la música se equipare a la cultura y se rebaje el IVA. No tienen verguenza cuando ellos son los que han eliminado cualquier vinculación de la música con la cultura.
Y si tanto interés tienen en ello, la solución es muy sencilla:
Que vendan el libreto como "literatura" y regalen el CD que lo acompaña.
Pero claro, ello requiere unos cambios en la fiscalidad (y en la mentalidad) a los que no son muy propicios los picatostes de la industria.
No veo solución para las discográficas que no pase por reestructurar toda su forma de hacer negocio hasta el punto que muchas deban cerrar porque no puedan hacer frente a los costes asociados.
Veo más viable que los autores usen la red para buscar de alguna manera de distribuir sus obras.
Siempre habrá piratería de todos modos. Pero una base de consumidores devotos sería suficiente para mantener a aquellos creadores que merecen la pena.
Los demás al pilón.
YO TAMBIÉN SOY PIRATA, A MI PESAR
Las compañías discográficas se están hundiendo cada vez más.Aunque en ciertos sectores de la población se experimenta un placer malsano (que se jodan, dicen) no dejo de pensar en las tres o cuatro tiendas de Cds a las que había acudido desde que tengo uso de razón y dinero en el bolsillo (lo segundo sucedió antes que lo primero y a veces pienso que lo primero ni siquiera eso).
M.F. era una cadena pequeñita, de cuatro o cinco tiendas, casi familiar.
Recuerdo que cuando iba al instituto (si, aquel instituto del Opus Dei de disciplina estricta y relajada moral) aprovechaba la hora del recreo para ir y curiosear entre los discos de metallica, iron maiden, deep purple, led zeppelin, que eran mi sustento armónico entonces.
Nunca se me olvidará el día en que compré "and Justice for all" de Metallica.
La dependienta me lo entregó pese a no tener el importe al completo que valía aquel vinilo entonces. Llévatelo, me dijo al ver mi cara de frustración cuando vi el precio.
No perdió dinero con aquel gesto. Ganó un cliente infiel.
No me he equivocado. Digo infiel porque los clientes siempre somos infieles y nos vamos con aquel que nos dé lo mismo por menos dinero.
Y no puedo evitar sentirme culpable por su cierre pese a que "técnicamente" no me fuí a otra tienda. Mis gustos cambiaron hasta el punto en que no encontraba la música que me gustaba por más tiendas que recorriera.
Y en estas que aparece internet.
Cuando con el tiempo uno va cambiando de gustos y la música ya no se encuentra allá donde solía ir llega el momento en que si quiero comprar discos debo hacerlo a través de las propias discográficas o distribuidoras en internet puesto que ni siquieta Fnac o tiendas especializadas pueden surtirme.
Y debo decir que salvo contadas excepciones tampoco encuentro mi música en los Peer to Peer al uso como Kazaa, edonkey o soulseek.
Así que hacemos de tripas corazón y compramos discos a 30 euros gastos de envío incluidos. Pocos, es cierto. La comida también hay que pagarla y hasta el momento he podido aguantar sin música pero no sin comer. Y no será porque no lo intento.
En esta evolución personal veo una especie de paralelismo con los cambios acaecidos en la industria musical.
Cambios de facturación, que no de estrategias de mercado. En eso siguen igual y así les va.
Esta es mi visión:
Mientras su catálogo se uniformizaba y masificaba cada vez más hasta el punto de llegar a producir una música "de consumo", el típico producto de "usar y tirar". Un sector de población consumidor de música no-mainstream (en el que me incluyo) es expulsado del mercado.
Al mismo tiempo, el resto de consumidores, adoctrinado por un sistema "industrial" que equipara la música a cualquier otro producto perecedero, porque interesa vender mucho (grupos de un solo disco, discos recopilatorios, directos...) termina por convertirse en lo que se les pide y se plegan a las reglas de la oferta y la demanda del "mercado" y por tanto comprando allá donde menos cobren por lo mismo: los cds piratas o la descarga de mp3 por internet.
Y ahora quieren que la música se equipare a la cultura y se rebaje el IVA. No tienen verguenza cuando ellos son los que han eliminado cualquier vinculación de la música con la cultura.
Y si tanto interés tienen en ello, la solución es muy sencilla:
Que vendan el libreto como "literatura" y regalen el CD que lo acompaña.
Pero claro, ello requiere unos cambios en la fiscalidad (y en la mentalidad) a los que no son muy propicios los picatostes de la industria.
No veo solución para las discográficas que no pase por reestructurar toda su forma de hacer negocio hasta el punto que muchas deban cerrar porque no puedan hacer frente a los costes asociados.
Veo más viable que los autores usen la red para buscar de alguna manera de distribuir sus obras.
Siempre habrá piratería de todos modos. Pero una base de consumidores devotos sería suficiente para mantener a aquellos creadores que merecen la pena.
Los demás al pilón.
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